12º DOMINGO DE COTIDIANO
La libertad de no dejarse dominar más que por el Señor.
1
Corintios 6: 12-20
Todas
las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son
lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
Decía el reformador francés
Juan Calvino que el corazón del hombre es una fábrica de ídolos. Así es. Cuando
se viene a tu mente la palabra idolatría, no pienses en estatuas de oro ante la
que te postras. Idolatría es aquella actitud que te somete, haciéndote a un
grado dependiente que no puedes vivir sin realizarla.
Los corintios a los que
Pablo dirigía sus epístolas eran un pueblo griego caracterizado por la lujuria
y el desenfreno sexual. Conductas sexuales desordenadas eran llevadas a cabo en
la ciudad de Corinto sin ninguna clase de pudor y la congreacion cristiana de
allá no se veía ajena a este fenómeno. Como cristianos vivimos en un contexto
concreto, sometido a las tentaciones del mundo que nos rodea. Temiendo que
algunos de los hermanos se desviara y cayera en esta tentación, Pablo advierte:
quien se una a una ramera, es un solo cuerpo con ella. La lujuria parecía
volver esclavos a los corintios hasta el punto de ensuciar sus cuerpos,
verdadera sede del Espíritu de Dios, haciéndolos dependientes de rameras y
fornicios.
La clave del mensaje de hoy
no es tanto la fornicación, sino lo que motiva a la fornicación: el dejarse
dominar por las cosas del mundo. ¿Cuál es la diferencia entre lo lícito y lo
conveniente? Lo lícito es todo aquello que no está prohibido por alguna norma,
mientras que lo conveniente es aquello que te edifica espiritualmente, haciéndote
crecer en tu vida interior, ampliando tu comunión con el Padre por medio del
Hijo.
Ahora te pido que pienses en
donde tienes tu corazón. ¿Tienes algún vicio, objeto, sensación o actividad,
aunque sea lícita, que te domina completamente? ¿sin la cual no puedes vivir?
Si es así, estás cometiendo cierto tipo de idolatría. El apóstol señala que aun
de las cosas de este mundo lícitas no me dejaré dominar por ninguna.
¿Entonces cómo dejo atrás
ese dominio? En primer lugar, siendo consciente de esa dependencia y
arrepintiéndote. Posteriormente, depositando tu fe solo en Jesús, el Verbo que,
aún siendo tentado en el desierto, venció al Maligno para que tú fueras
liberado del poder de la muerte y solo sirvieras a un solo Señor. Finalmente, disciplinando
la tentación mediante ayuno, oración, lectura de las Escrituras y buenas obras,
cosas convenientes que ayudan a aproximarte a Dios, reforzando tu comunión con
Él. Así, aun disfrutando de las bondades que el Señor ofrece en su creación, podrás
vivir sin ser dominado más que por tu creador mediante esas cosas convenientes
que pone a tu alcance, estando bajo el amparo y la protección de sus amorosas y
misericordiosas manos.
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