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Mostrando entradas de abril, 2024

5º DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA

Los pámpanos se mueren sin su vid. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. ¿Cuántas veces te has dejado tentar y vencer por el deseo de quedar bien ante terceros, aún sabiendo que lo que haces o dices es total o parcialmente falso? ¿Acaso no has engañado a algunos hombres fingiendo ser o realizar algo que realmente no eres o no haces? Tu vida caduca, fruto del pecado que habita en ti, no se funda en el amor hacia Dios, sino en el amor hacia ti mismo. El viejo Adán quiere ser glorificado ante los hombres. Es tu tendencia innata desde la Caída. El Señor te dice “el que se humilla será enaltecido y el que se enaltece, humillado” pero su Palabra no termina de modificar la conducta de los hombres, empecinados en gloriarse. El Señor te dice “busca el reino de Dios y todo lo demás se te añadirá” pero su Palabra no es tenida por suficiente cuando confías más en tus riquezas que en la Provi

3º DOMINGO DE PASCUA

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Mateo 14: 22-32 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? ¿Señor, eres verdaderamente tú?” Preguntó Pedro al ver a Jesús cual fantasma caminando sobre las turbulentas aguas del mar de Galilea. Las olas azotaban sin piedad la barca durante la noche, mientras el Mesías se aproximaba a ellos sobre la faz de los mares. Pedro, tan valiente, tan directo, se adelanta a sus compañeros en fe y no solo cree que es Jesús quien se acerca a ellos sino que le ordena que le permita a él también caminar sobre las aguas. Jesús le toma la palabra y le dijo: Ven. Descendió de la barca y Pedro, con una fe inicial poderosa, confiando en el poder de su maestro, comenzó a caminar sobre las aguas para ir a Cristo. ¿Ves la disposición del corazón de Pedro que sin temer las olas o la posibilidad de hundirse baja de la barca y camina sobre la

2º DOMINGO DE PASCUA

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Bienaventurado tú que ves a Jesús con los ojos de la fe. Juan 20:19-31. Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron. Encerrados todos en el Cenáculo, algunos discípulos dudaban de la resurrección de Jesús. Quizás sea una sugestión; a lo mejor son locuras de mujeres. Es posible que hayan visto a un fantasma. Imagino tales palabras en sus mentes. Tomás representa el pecado de incredulidad. Tomás se dice que afirmó:  Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no creeré. Entonces aparece Jesús. Reaparece con uno de sus últimos y más ignorados milagros: estando las puertas cerradas, se aparece en medio de los apóstoles, diciendo: Paz a vosotros. ¿Cuál ha sido tu incredulidad? ¿Dudaste de la resurrección corporal del Señor? O ¿quizás desconfiaste de la presencia de Cristo en tu vida? Los apóstoles, aterrados por el miedo de los judíos, solo v