1º PEDRO 1
La resurrección de Cristo nos llama a ser santos. El cristianismo se extendía por Asia. Comunidades cristianas florecían por Asia Menor, Bitinia, el Ponto o Galacia. La llama del Espíritu se expandía como fuego incontrolado en un mundo pagano. Las comunidades estaban aisladas a menudo entre sí, muchos se perdían sin un recto timón apostólico, otros se contaminaban de idolatría del redor. Pedro, fiel apóstol de Cristo, quiso escribir esta epístola para exhortar a las congregaciones a mantener viva la fe, la esperanza y la caridad, en espera activa del reino eterno. Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, 4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo