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Mostrando entradas de junio, 2023

TERCER DOMINGO DESPUÉS DE LA TRINIDAD

Marcos 10: 46-52 Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino. Tú eres ciego. Jesús es la luz. En tu vida de cierto que te has sentido perdido en más de una ocasión; no veías el final de un suceso terrible; no entendías la causa de tanto tormento; eras incapaz de pensar u obrar en positivo y por mucho que te esforzaras diariamente siempre caías en la misma piedra. Quiero decirte, hermano, que tu carne te hace ciego. La ceguera que sufres no es material, sino espiritual, de amor. Es una ceguera tan grave que no se cura per se. Necesita un sanador. Sabes en el fondo de tu corazón que debes reconocer que solamente si crees y te convences de la tiniebla que te oscurece tu corazón, puedes ser iluminado tal y como el ciego del Evangelio que estaba al borde del camino, suplicando por ver. No es casual que el ciego estuviera junto al camino aquel día. Tú también estás al borde de ese camino día tras día. ¡Ese camino, gracias a

SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE LA TRINIDAD.

¿Dónde tienes tu seguridad? Marcos 10: 17-31 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Qué perdido estaba el joven rico. Imagino un joven de buen aspecto, amable, educado, correcto, que verdaderamente desea alcanzar el reino de los cielos. Imagino un joven impulsado por la vieja ley a Cristo. Recuerda que la Ley es un ayo que te conduce al Evangelio de Cristo. Imagino un joven que al oír de aquel maestro tan famoso que vagaba por Judea se postro frente a Jesús, aquel al que consideraba un buen maestro, para hacerle la gran pregunta: ¿ qué haré para heredar la vida eterna? Una pregunta que con certeza te has planteado alguna vez. ¿Seré un buen cristiano? Haciendo un examen de conciencia observas que en ocasiones cumples y en ocasiones incumples mandamientos. Ar

PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE LA TRINIDAD

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Marcos 5: 21-34. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote. ¿Hay miedo en tu vida de hablar de Jesucristo? ¿Te da vergüenza confesar las bondades que el Padre ha realizado en tu vida por medio de Cristo? Te sabes justificado por amor del Hijo, sí, pero, ¿lo declaras abiertamente con gozo? La mujer con flujo de sangre confiaba ciegamente en Jesús. Aún sin conocerlo personalmente, su enfermedad terrible la había obligado a poner toda su esperanza en aquel hombre que vagaba rodeado de seguidores por el litoral del mar de Galilea. La

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Nicodemo, fariseo miembro del Sanedrín y hombre temeroso de Dios, tenía cierto anhelo de la sabiduría del Altísimo. Sin embargo, aún le detenía la cobardía común de toda su generación. El miedo al rechazo de sus congéneres judíos hizo que se acercara de noche, a escondidas, a ver y a conversar con el Cristo, que según dice Proverbios, es la Sabiduría de la creación. Él pensaba que Jesús era un buen maestro y que realizaba milagrosos por obra de Dios. Estaba comenzando a entender el propósito de la creación. No obstante, aún su condición pecadora cegaba sus ojos pues continuaba teniendo a Jesús como un mero profeta enviado para hacer milagros, sí, pero que necesitaba de ayuda ajena para ejecutarlos. Efectivamente, Dios Padre, criador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible, te ha creado a ti con un propósito. El Padre con la sabiduría del Hijo creó al h