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Mostrando entradas de junio, 2024

10º DOMINGO DE COTIDIANO

  Marcos 10: 46-52 Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino. Tú eres ciego. Jesús es la luz. En tu vida de cierto que te has sentido perdido en más de una ocasión; no veías el final de un suceso terrible; no entendías la causa de tanto tormento; eras incapaz de pensar u obrar en positivo y por mucho que te esforzaras diariamente siempre caías en la misma piedra. Quiero decirte, hermano, que tu carne te hace ciego. La ceguera que sufres no es material, sino espiritual, de amor. Es una ceguera tan grave que no se cura per se. Necesita un sanador. Sabes en el fondo de tu corazón que debes reconocer que solamente si crees y te convences de la tiniebla que te oscurece tu corazón, puedes ser iluminado tal y como el ciego del Evangelio que estaba al borde del camino, suplicando por ver. No es casual que el ciego estuviera junto al camino aquel día. Tú también estás al borde de ese camino día tras día. ¡Ese camino, gracias

9º DOMINGO DE COTIDIANO

Marcos 10:17-31 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz Hay dos clases de justicia. La primera es la justicia exterior, la que no daña a los demás. La justicia del joven rico que, según él, no adulteraba, ni mataba, ni hurtaba etc…La justicia del grupo de los fariseos. Creyéndote justo por tus obras exteriores, caes sin darte cuenta en un pecado terrible: el amor al mundo. Creyendo que cumples toda la ley, incumples el fundamento de la ley. ¿Cuál? El amor. Precisamente, el amor mueve el segundo tipo de justicia. El amor que hace que rindas tu vida a tu Señor y que lo obedezcas, no como medio de alcanzar la vida eterna, sino porque su amor te ha hecho un nuevo ser. ¿Dónde tenía el corazón el joven rico? Claramente en unas riquezas de las que no estaba dispuesto a deshacerse. El joven se tenía por un buen hombre. A los ojos del mundo sinceramen

7º DOMINGO DE COTIDIANO.

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Marcos 1: 35-44. Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla,le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Una oración de confesión. Admirable la fe y la prudencia de este leproso. No acude desesperado y lloroso a Jesús, exigiéndole una curación de una enfermedad terrible y casual. El leproso espera el momento oportuno, acercándose prudentemente a Jesús cuando ha bajado del monte. Una vez junto a Él, se postra ante su Señor y con una oración sincera, nacida de un corazón pleno de fe le ruega: “si quieres, puedes limpiarme”. La fe nacida del corazón arrepentido produce oraciones puras, agradables a Dios. Él no dijo: si se lo pides a Dios en mi nombre, ni tampoco si oras por mi, ni tampoco le ordenó imperativamente que cumpliera su deseo. Él no pronunció una complicada oración cuyo significado desconocía para ganarse el favor de Jesús. Él lo deja todo en sus manos, reconoce que Jesús domina incluso la más terrible y anti social dolencia del mundo. El leproso, al reconocer la s